Los jóvenes en las adicciones
por: Angel Fabian Gómez Valle
1er Semestre Grupo "D"
Universidad Autónoma de Campeche
REF:ACT012_PSICO1D
IntroducciónMi trabajo se trata de los
“adolescentes en la adicciones” hoy en día
los jóvenes entre 12 a 17 años
están metidos en el mundo de las drogas,
el alcoholismo y demás adiciones algo que nos hace reflexionar de cómo día
con día más jóvenes terminan con su
vida ya sea en la enfermedad de cada una de estas u el suicidio
en la ciudad de San francisco de Campeche podemos ser grandes espectadores de observar
esta gran enfermedad en los jóvenes pues la poca conciencia los hace parecer todas las mañanas y en las
noches en los noticieros para poder
entender un poco más de los que trato de decirles tendríamos que empezar a hablar de cada uno de estas sustancias
INDICE
· Introducción
¿Por qué los jóvenes consumen
Drogas?
·
Problemas
familiares
·
Influencias
sociales
·
Problemas
emocionales
·
Curiosidad
·
Diversas
causas
¿Por qué los jóvenes consumen
alcohol?
·
Fenomenología
de la fiesta
·
Etapa
de la iniciación
·
Etapa
de la afirmación
·
Etapa
de necesidad o dependencia
·
Habito
·
Dependencia
Proceso
de la Droga-dicción
·
1.-Etapa
- inicio del consumo
·
2.-
Etapa- consolidación del consumo
·
3.- Etapa-
Evidencia del consumo
·
4.-
Etapa- Deterior como limite
¿Cómo
salir de las adicciones?
1.
Conversación
2.
Inventario
3.
Pasos
Prácticos
¿Donde acudir cuando quiero dejar de las adiciones ?
¿Que es A.A?
¿Cómo saber si alguien consume drogas?
·
Carta
de un joven drogadicto a su papá
¿Porque
los jóvenes consumen drogas?
Problemas familiares:
Los adolescentes al vivir una etapa de
crisis y al tratar de evadir los problemas, buscan salidas fáciles o formas de
olvidar los, por ejemplo por medio del alcohol y las drogas. Muchas veces las
adicciones surgen por problemas dentro de la familia (incomprensión, falta de
comunicación, golpes, maltrato intra-familiar, rechazo, padrastros, abandono,
falta de recursos económicos, dificultades escolares, pobreza absoluta y
desamor), al sentir que no son queridos en los hogares, los adolescentes tienen
la impresión de no ser escuchados o tomados en cuenta.
Caen en un error al tratar de solucionar
los conflictos por medio de las drogas, creyendo que sólo van a ingerir una vez
la sustancia, pero en realidad se genera la costumbre o la adicción, esto
ocasiona que los problemas familiares aumenten, ya que la droga consumida es
más fuerte, y al no querer o poder dejarla, a veces los adolescentes optan por
abandonar el hogar, convirtiéndose en niños de la calle, en la que se exponen a
riesgos de gran magnitud como contraer enfermedades, ser golpeados, soportar
abusos, explotación, hambre y abandono. El tiempo que persista el efecto de la
droga en su organismo, es equivalente al del abandono de sus problemas,
después, todo vuelve a la realidad, las situaciones preocupantes siguen ahí e
incluso aumentan por la adicción generada.
Influencias
sociales:
También recurren a las drogas cuando se
presentan problemas en su alrededor. Por ejemplo: Al no ser aceptado por los
amigos o una condición para ingresar a cierto grupo es el ingerir droga, ser
como ellos, imitarlos, hacerles creer que "los viajes" son lo máximo,
o lo peor, caer en la influencia social. Los adictos pueden hacer los
comentarios que quieran sobre la persona que no está dispuesta a entrar en las
drogas; los adolescentes deben ser muy conscientes de sí mismos y mantener su
postura de decir NO.
Los jóvenes que no quieren consumir la
sustancia, deben saber cuidarse de las amistades que manifiestan insistencia,
pues su obsesión puede ser tan grande que estarán buscando el momento adecuado
para inducirlos, por ejemplo, pueden disolver la droga en su bebida o en sus
alimentos. Éstos esperarán el momento en que haga efecto la droga para poder
dañar los. Nunca deben aceptar estas cosas por parte de personas adictas y lo
más conveniente es alejarse de ese tipo de grupos, que suelen llamarse
"amigos".
Ser problemático puede ser causa de la
influencia de los compañeros, como hacerlos caer en la delincuencia. Ya que los
robos que son realizados por adictos, no son primordial mente por cuestiones de
hambre, sino por la necesidad de seguir drogándose. Esto ocasiona tener
problemas con las autoridades y posteriormente ser sometidos a las cárceles.
Cuando los adictos aún están es sus
casas, presentan depresión y aislamiento mental, lo que provoca bajo
rendimiento o ausentismo escolar y mala comunicación familiar.
Curiosidad:
En ocasiones los jóvenes con una
curiosidad insana, por observar que algunos adolescentes de su edad imitan el
acto de probar y sentir el uso de cualquier droga. Además algunas drogas como
los inhalantes, son de fácil acceso para ellos, son autorizadas y vendidas a
bajo costo en cualquier a gaste cimiento, lo que ocasiona ventaja de
consumo.
Al aceptar el organismo la tranquilidad
y relajación del efecto de la droga, ocasiona que éste exija el consumo
nuevamente, pero con la misma dosis ya resulta insuficiente, lo que hace
aumentar cada vez más la cantidad para sentir los mismos efectos, dando paso a
la adicción.
Algunos jóvenes que experimentan el
sentir de bienestar o el simple hecho de "andar en un viaje" y que al
consumir la droga su organismo los rechaza de una forma brusca, por lo general
éstas personas no vuelven a intentarlo.
Problemas
emocionales:
Cuando surgen los problemas en la vida
de algunos adolescentes (regaños, golpes, desconfianza, incomprensión,
conflictos económicos en la familia, padres adictos o divorciados, dificultad
de aprendizaje escolar, etc.), reflejan una gran depresión emocional, en la que
pueden sentirse llenos de rencor, ira y vergüenza, por el comportamiento de los
padres, amigos o conocidos. Estos jóvenes buscan la manera de que no les afecte
gravemente en su estado emocional y utilizan una forma de salir de ellos con
ayuda de una adición.
Los problemas generalmente ocasionan en
los adolescentes depresión, sentimiento de culpa, autoestima baja, evasión de
la realidad, desamparo y prepotencia, ellos piensan que son los causantes del
daño y posteriormente con el uso de las drogas (incluyendo alcohol y tabaco)
creen librarse de las dificultades, aunque no siempre recurren a las drogas,
sino también se presenta en otro tipo de adicciones como: Comer demasiado-
Pasar mucho tiempo en los videojuegos- Escuchar música- Jugar y apostar-
Bailar- Ver televisión- Realizar colecciones de manera obsesiva, entre otros.
Estos últimos, generan una adicción por
el uso frecuente en que recurren a ellos; aunque no son tan dañinos para la
salud, son tomados para salir de los problemas, como una forma de tranquilizar
su cólera.
Causas:
Ø Usan drogas porque es un símbolo de su
independencia y un rechazo a la autoridad.
Ø Usan drogas porque los padres les envían
señales confusas: dicen que uno use drogas pero ellos tiene sus drogas, pues
fuman y beben.
Ø Usan drogas por curiosidad, para saber lo
que es y para decir, "Yo lo probé".
Ø Usan drogas para ser aceptado por un
grupo.
Ø Usan drogas porque no se atreve a decir
que no.
Ø Usan drogas porque sus amigos les retan
y no quieren que se les llame cobardes.
Ø Usan drogas porque quieren ver que tan
cerca pueden estar de perder la mente sin perderla.
Ø Falta de autonomía en la toma de
decisiones.
Ø Escasa capacidad crítica ante las
presiones de los amigos.
Ø Falta de auto control.
Ø Un sistema de valores poco definido,
marcado por una ausencia de responsabilidad en los comportamientos.
¿Por qué consumen alcohol
nuestros jóvenes?
Reflexionando desde la sola disciplina
sociológica, luego desde una perspectiva parcial, y más allá de las razones
avanzadas por los propios adolescentes (divertirse, estar juntos, les gusta el
sabor, etc.), señalaría tres ámbitos de reflexión: el ámbito contextual o
societario, el relacionado con la fenomenología de la fiesta y, en tercer
lugar, la dimensión nómica, la relacionada con los sistemas de valores. Me
limitaré a enumerar los elementos que considero necesarios tener en cuenta, de
forma necesariamente esquemática.
Siempre he sostenido, siguiendo a
Mannheim, que solamente la vivencia de experiencias compartidas puede dar lugar
a situaciones generacionales. En el tema del alcoholismo juvenil habría que
tener en cuenta, al menos, estas vivencias compartidas: Una adolescentización y
aceptación del modo de ser adolescente por la sociedad adulta, pese al
discurso, formalmente tematizado, en sentido contrario. La sociedad española ha
aceptado la fractura social del tiempo que, si bien no es de nuestros días, en
los últimos 20 años desde la movida madrileña hasta la institucionalización del
botellón pasando por la ruta del bakalao ha adquirido caracteres diferenciales y
prácticamente únicos en Europa. Hay un tiempo normativo, el de los días
laborables o de estudio, y un tiempo de fiesta, pretendidamente no normativo,
cuando en realidad es un traslado de la normativa vertical de padres a hijos, o
de profesores a alumnos, a otra horizontal entre pares que puede ser aún más
férrea. Un análisis de las revistas que
Leen los jóvenes, programas de
televisión que ven, conciertos a los que asisten, etc. nos dice bien a las
claras que sus referentes musicales son, en gran medida, grandes consumidores
de alcohol. En los programas de televisión de gran audiencia, la asociación
joven, fiesta, gran consumo de alcohol Me puse morado, etc., y a veces no sólo
de alcohol, se da por supuesto, cuando no se magnifica, hasta tal punto que él
no consumidor queda como un raro o un aburrido. Muchas familias están desbordadas e incapaces
de entender lo que sucede. La mayoría reacciona, sea crispándose, impidiendo de
hecho toda comunicación en la familia; sea tirando la toalla, de tal suerte que
de familia no queda más que el nombre. (Me extiendo en este punto en mi
trabajo: El silencio de los adolescentes. Lo que no cuentan a sus padres. Ed.
Temas de Hoy). Aunque en un orden de
importancia aparentemente menor, creo necesario señalar la exclusión social que
sufren los jóvenes varones en su acceso a un seguro para conducir un coche
hasta cumplir los 25 años. Resulta difícil trasladarles principios de
cumplimiento de las normas sociales, de mantener comportamientos cívicos y
responsables
cuando, socialmente, se les margina en
algo que es tan vital para ellos en esas edades.
Fenomenología
de la fiesta
Hay una rutinización y ritualización del
beber adolescente y joven. Es rutina, pues cada joven y cada joven en su grupo,
con modalidades diferentes en su etapa juvenil, lo acepta como banal, como
evidente. Se hace lo que se hace porque se hace así entre los suyos.
Es ritual y ritual iniciático, o de paso
de una situación a otra, de un momento de su vida a otro. Incluso el consumo de
determinados productos puede adoptar signo y significado de autonomía. Así como
en nuestra generación subir al monte o encerrarse en el baño a fumar los
primeros cigarrillos fue indicador del paso de la infancia a la juventud, hoy
esta situación se ha trasladado a la primera borrachera o al primer canuto...
Además hoy, mientras el cigarrillo está socialmente mal visto, del consumo de
cannabis se hace una lectura incluso beneficiosa por más de una persona o
colectivos, socialmente influyentes. Y la correlación entre consumo de
marihuana y abuso de alcohol está bien demostrada.
En fin, la autonomía buscada en realidad
solamente es tal autonomía, si lo es, en el interior del grupo de pares. En
realidad estamos ante una forma de identificación e inserción en un grupo. Se
bebe, en no pocos casos, incluso aunque no apetezca beber, pues se trata de no
ser o parecer raro, para no quedar descolgado de la marcha del grupo, como
necesidad para integrarse en el grupo. El alcohol forma parte de su vida, y de
la de sus padres y de la sociedad en la que vive, y es considerado
indispensable en toda fiesta. ¿No se cierran, precisamente durante las fiestas,
los bares y demás locales expendedores de alcohol todavía algunas horas más
tarde, precisamente porque son fiestas? ¿Con qué lógica se le va a pedir al
joven que no lo consuma, cuando todo está dispuesto para consumir más y más? Es
la confluencia de la sociedad en la que vive, la aceptación más o menos
resignada de sus padres, y la presión horizontal de su grupo de amigos la que
está detrás de unos hábitos y de unos modos nefastos de diversión. Se habla
mucho últimamente de la importancia de los valores, de la educación en valores,
de la necesidad de transmitir (buenos) valores a las nuevas generaciones. No
diré aquí lo contrario cuando tanto he escrito sobre ese tema y en la dirección
señalada. Pero quisiera trasladar aquí dos contradicciones, dos dobles morales,
tanto en el conjunto de la sociedad como en los sistemas de valores juveniles.
El mundo adulto vive, en su sistema de
valores, una disociación entre los valores socialmente propugnados (defensa de
los derechos humanos, tolerancia, solidaridad etc.) y los real y personalmente
perseguidos (búsqueda de bienestar, éxito social, seguridad, diversión,
mantenerse y ser, o parecer, joven). Así ante los consumos abusivos de alcohol
y drogas en los jóvenes se mueven entre el alarmismo de las consecuencias que
conlleva (accidentes de tráfico, embarazos no deseados, molestias a los vecinos
etc.), al par que miran con cierta envidia el modo de diversión de los
adolescentes que imaginan (erróneamente, y se puede probar) el colmo de la
felicidad, que además es cosa de jóvenes, y ya se sabe cómo es la juventud, ésa
que nosotros no tuvimos, desgraciadamente...
Esta doble moral también se da entre los
jóvenes. Un rasgo central de los jóvenes es el de su implicación distanciada
respecto de los problemas y de las causas que dicen defender. Incluso en temas
frente a los cuales son adalides, como el ecologismo y el respeto por la
naturaleza, por señalar un caso paradigmático. En este orden de cosas, en la
utilización del tiempo libre durante los fines de semana, el problema mayor no
está (aunque también) en la ingesta abusiva y compulsiva de alcohol y otras
drogas, con las consecuencias sabidas, sino en una especie de autismo social,
aderezado de fusión orgiástica de pares, que los deja tirados al día siguiente
e incapacitados para hacer algo de lo que dicen que es fundamental en la vida y
que solamente puede llevarse a cabo en condiciones físicas aceptables y durante
las horas diurnas. Por eso he insistido, repetidas veces, que en los actuales
jóvenes hay un hiato, una falla, entre los valores finalistas y los valores
instrumentales: los actuales jóvenes invierten afectiva y racionalmente en los
valores finalistas (pacifismo, tolerancia, ecología, exigencia de lealtad etc.)
a la par que presentan, sin embargo, grandes fallas en los valores instrumentales,
sin los cuales todo lo anterior corre el gran riesgo de quedarse en un discurso
bonito. Me refiero a los déficit que presentan en valores tales como el
esfuerzo, la autorresponsabilidad, el compromiso, la participación, la
abnegación –que ni saben lo que es–, la aceptación del límite como baliza de
comportamiento, el trabajo bien hecho, etc.
Concluí mi ponencia en el reciente
Congreso Jóvenes, noche y alcohol, organizado por la Delegación del Gobierno
para el Plan Nacional sobre Drogas, avanzando, entre otras, estas dos ideas. La
necesidad de una política finalista, cuyo objetivo sea la integración social de
la juventud, lo que exige que, en un plazo razonable de tiempo, los jóvenes
disfruten de su tiempo libre en horas no tan avanzadas de la noche, asemejándose
en ello al resto de la juventud europea –también latina–, dejando al baúl de
los malos recuerdos la excepción española en este punto.
Ciertamente hay que educar en valores,
sí. Pero no basta con insistir en la educación en valores finalistas o ideales,
sino también en los valores instrumentales y operativos, sin los cuales los
primeros no pasan de ser un brindis al sol. Eso sí, brindis tan políticamente
correcto cuan socialmente inoperante e individualmente narcotizaste.
Básicamente, por las características
propias de la adolescencia. Sabemos que es un período de inestabilidad, de
búsqueda y de cambios. En esta etapa del desarrollo, prima una actitud
cuestionadora que se opone a las normas. El joven en este momento de su vida
esta convencido de tener la razón en todo y que la realidad es tal y como él
mismo la percibe. Los únicos que podrán influir sobre él, serán personas que le
despierten admiración y los mismos se convertirán en modelos a seguir.
Usualmente no eligen sólo una persona sino que van tomando rasgos que les
agradan de diferentes personas y van construyendo su propia personalidad.
Para adaptarse más fácilmente a un grupo
de amigos o “pares” tendrán la tendencia a hablar como ellos, actuar como ellos
y vestirse como ellos, lo cual les dará un sentido de pertenencia muy
importante para ellos en ese momento en el que todo su mundo anterior esta en
ruinas. En este período los amigos se convierten en las personas más
importantes de su vida y la familia pasa a segundo plano o incluso se evade
totalmente y se cuenta con ella sólo para proporcionar lo único que necesitan
para hacer lo que quieren, dinero. Es muy frecuente en esta etapa, que los
padres que no tienen vínculos fuertes con sus hijos, pasen a ser simplemente
“cajeros automáticos”.
En este etapa, algunas estructuras
cerebrales no han terminado de desarrollarse por lo cual para los adolescentes
hay algunas funciones imposibles de realizar, a menos que hayan tenido un
desarrollo temprano de dichas estructuras. Nos referimos a los lóbulos
frontales, que son los encargados de que podamos detenernos a pensar antes de
actuar, a pensar en las consecuencias de nuestros actos, a planear nuestro
futuro, a tener conciencia social, a controlar el instinto agresivo y el
sexual, a ponernos en los zapatos del otro, y nos frenan para no hacer cosas de
las cuales nos arrepentiremos.
No olvidemos que además de lo que ya
hemos mencionado, una de las principales características de la adolescencia es
que el cuerpo inicia la producción de hormonas y se presentan cambios en los
órganos sexuales, lo cual implica dos cosas importantes; primero, viven con el
deseo a flor de piel y segundo, sienten que ya “son grandes”. Dos rasgos
complejos, pues sienten que ya son grandes para beber, están convencidos de que
saben lo que hacen, se sienten orgullosos de hacerlo y si a eso le sumamos el
deseo previo y la falta de inhibición que produce el alcohol, tenemos como
resultado jóvenes ebrios teniendo conductas sexuales de riesgo, que fácilmente
pasarán del uso al consumo abusivo de alcohol -pues ya sabemos que no piensan
en las consecuencias de sus actos ni en el futuro- e incrementarán sus
probabilidades de acercarse a otras drogas dadas sus características y el
efecto propio del alcohol que incrementa esta tendencia a la satisfacción
inmediata.
Ahora suponemos es más fácil comprender
por qué los adolescentes actúan como lo hacen y a la vez nos da pistas sobre el
peligro de que consuman alcohol y otras
sustancias tóxicas. En la siguiente
sección conoceremos las consecuencias del consumo de alcohol en adolescentes.Toda
persona que consume drogas y abusa de ellas, termina tarde o temprano en una
adicción que lo hace depender de ellas, marcándose claramente tres etapas, la
Iniciación, la Afirmación y la Necesidad o Dependencia.
ETAPA DE LA INICIACIÓN.
Primeros contactos del sujeto con la
droga, por cualquier causa o motivo. Se le conoce también como "Luna de
Miel".
ETAPA
DE LA AFIRMACIÓN.
El sujeto ya conoce los efectos que
produce la droga, pudiendo elegir desde ese momento, si continúa con el uso de
esta o no, o de lo contrario incrementar la dosis. Se caracteriza por un
consumo habitual dirigido a sentir los efectos placenteros de la droga.
ETAPA
DE LA NECESIDAD O DEPENDENCIA.
El sujeto presenta la dependencia
Psicológica y/o dependencia física. Se caracteriza por la obsesión y compulsión
de administrarse la droga.
* Para una mejor comprensión de las
etapas de la droga-dicción, se brindaran dos conceptos que permitirán aclarar
las mismas.
Hábito
Estado que resulta del consumo repetido de la
droga. Existe un deseo de tomarla (no compulsivo) por el placer y bienestar que
produce. Posiblemente se puede presentar una tendencia a aumentar la dosis,
pues el individuo es capaz de controlar su relación con esta.
Dependencia Es la situación provocada por el
consumo continuado de una droga (compulsivo), que obliga a seguir tomándola
para sentir sus efectos psicofísicos o para cortar el malestar que supone su
privación (Síndrome de Abstinencia).
PROCESO DROGADICCIONAL
Debido a la escasa información teórica
sobre la carrera desviante en el tráfico de drogas, se expone una reseña
extraída de la experiencia clínica del Psicólogo Pablo EGENAU, sobre sus
trabajos efectuados a jóvenes drogadictos, él manifiesta que existen etapas
dentro del llamado proceso drogadiccional ; las cuales utilizaremos para
extrapolarlo a las fases expuestas de la conducta desviada o carrera desviante
y así comprender de manera más profunda el proceso por el cual pasa un
drogadicto al convertirse en traficante de estupefacientes.
PRIMERA
ETAPA: INICIO DEL CONSUMO
Esta es la etapa de consumo
experimental, recreacional, de fin de semana y no tiene ninguna consecuencia
negativa (ni deterioro escolar, ni colapso familiar), la persona se siente
igual, sigue en control de sus acciones. La persona se autodefine como un
consumidor pasivo, el consumo es privado, no se vincula con el tráfico de
drogas.
Esta primera etapa podría coincidir con
los primeros actos desviantes planteados por MONTERO (1979), ya que al igual
que estos actos, la actividad desviada se realiza por primera vez y en forma
ocasional, el sujeto consume por primera vez droga y por el momento el haberla
probado e incluso consumirla en forma recreacional aún no presenta ningún
indicio de desadaptación.
El sujeto consume en forma esporádica
droga principalmente motivado por lograr la aceptación de sus pares. Todavía no
se transforma en un drogadicto, no han cambiado sus valores, no requiere de
ingresos para consumirla puesto que la modalidad de consumo es principalmente
con los amigos, siendo estos quienes proveen la droga.
Los padres no se han enterado y ni
siguiera se lo imaginan, no hay cambios comportamentales, es decir, todo sigue
su curso normal, "el problema aún no existe ni en el individuo ni en el
hogar. El hecho de que la familia se percate, dependerá del grado de
integración e intercambio que le permita a sus miembros expresar sus
experiencias sin temor al rechazo o a la crítica"
Así, es posible establecer que en el
caso del consumo de drogas, al igual que la desviación en general según las
etapas expuestas por MONTERO (1979), la actividad permanecería oculta,
presentándose retraimiento y aislación como una forma de evitar las criticas por
parte de la familia. Tampoco se manifiestan trastornos en el desempeño de
roles, por lo tanto se presentan consecuencias marginales para el individuo.
Lo que va a marcar la diferencia en esta
etapa de quien se transforme en un drogadicto con un consumidor esporádico va a
ser principalmente la aceptación del grupo de pares, ya que la droga será
utilizada no sólo por sus efectos químicos sino para compensar las limitaciones
personales, por lo tanto, "la droga adquiere un poder compensatorio y entonces
las sensaciones positivas actuarían como un refuerzo para la mantención del
consumo inicial y el inicio de la escalada de la droga"
Por otra parte, es importante mencionar
que se ha determinado que depende también de la subcultura de la cual provenga
el sujeto la relación que éste entable con la droga, puesto que "un gran
numero de drogadictos procede de lugares donde existe deprivación económica,
gran desorganización familiar, carencia de educación, pobreza, hacinamiento,
grupos minoritarios y frecuente marginales"; siendo frecuente hoy en día
que en estas subculturas marginales el tráfico de drogas sea la actividad más
popular del vecindario.
Se desprende entonces, que en este medio
sociocultural se presentan una serie de las variables asociadas a la
desviación, lo que transforma a esta población en un grupo de mayor
vulnerabilidad a la desviación y la delincuencia.
SEGUNDA
ETAPA: CONSOLIDACIÓN DEL CONSUMO
En esta etapa el sujeto empieza a
destinar recursos para obtener la droga en forma independiente, vinculándose de
esta manera con la red traficante. Poseer drogas pasa a ser un elemento de
seguridad emocional. Cuando esto se produce en una etapa juvenil, donde la
consolidación de la identidad es la gran tarea, se provocan grandes
consecuencias ya que, la percepción de sí mismo cambia según se esté o no bajo
los efectos de la droga. El organismo empieza a habituarse a la presencia de la
sustancia y requiere cada vez dosis mayores, así el consumo deja de ser algo
ocasional transformándose en algo más permanente.
Aquí, el sujeto aumenta la dosis y
comienza a probar otro tipo de drogas, llegando incluso a utilizar múltiples
drogas. Además, el consumo de drogas empieza a realizarse solitariamente, por
lo que ya no sólo es un reforzador social sino que pasa a ser un compensador
importante de debilidades y limitaciones personales
En esta etapa comienza a producirse, al
igual que con la desviación en general una vida dual y ambivalente. Hay un
grupo de personas que saben que consume droga (en general los amigos con que
consume) pero hay un grupo de amigos y padres que ignoran su consumo,
ocurriendo un habitual choque interno entre ambas posiciones. El individuo se
aleja paulatinamente de su grupo "normal" por temor a ser descubierto
y criticado, acercándose cada vez más a los amigos consumidores.
Este proceso de desafiliación es lo que
MONTERO (1979) denomina quiebre con el medio convencional a nivel
comunicacional. Comienzan los cambios comportamentales, el sujeto debe
desarrollar una serie de habilidades para seguir manteniendo oculto su consumo
y para conseguir el capital necesario para comprar la droga, surgiendo de esta
manera los primeros engaños, manipulaciones, mentiras y robos por parte del
adicto, empieza a producirse un cambio valórico en el sujeto.
Cada vez es más difícil mantener la
adicción oculta, los familiares empiezan a percibir los cambios de actitudes,
el sujeto empieza a alejarse de sus relaciones significativas. Se pone
indiferente y distante ante sus antiguas relaciones, comienza a relacionarse
con gente que consuma droga. Paulatinamente el consumo deja de ser algo privado
transformándose en algo público, agudizándose de esta manera la ruptura con su
medio convencional.
TERCERA
ETAPA : EVIDENCIA DEL CONSUMO
En esta etapa se manifiestan alteraciones
biológicas a nivel químico en el cerebro, la tolerancia aumenta, por lo que la
dependencia de la sustancia es mayor. El estado "normal", sin drogas,
es peor que el inicial y este trastorno del estado anímico agudiza la necesidad
y la compulsión por lograr la euforia que se vive bajo los efectos de la droga.
Se presentan deterioros en la personalidad tanto en los comportamientos como en
las habilidades asertivas. Se pierden las conductas de autoprotección y surgen
los problemas interpersonales y con la autoridad
El consumo ya es algo habitual, de todos
los días, se transforma en algo indispensable por lo que el sujeto debe generar
ingresos que le permitan acceder a las cantidades de drogas que requiere a
diario.
Es habitual que en esta etapa el sujeto
realice actividades delictuales como una forma de conseguir lo que necesita, la
droga por lo cual es en esta etapa cuando el consumo se transforma en una vía
de acceso al tráfico de drogas. El sujeto no sólo sabe quiénes venden droga
sino pasa a formar parte de la red de narcotráfico, ya que el tráfico se
transforma en una actividad que le permite tener droga a diario y además
solventar sus gastos personales y familiares.
En esta etapa se presenta una gran repercusión
en sus relaciones más íntimas, ya que el sujeto, indiferente y susceptible ante
todo, entra en un estado de apatía, reaccionando agresivamente ante cualquier
cosa, sólo le interesa asegurar y proteger el consumo rodeándose solamente con
adictos y traficantes. Esto produce un alejamiento y la consecuente disminución
de las relaciones interpersonales tanto con su familia como con sus amigos no
consumidores.
Es en este momento que la ruptura con el
medio convencional ya no sólo es a nivel comunicacional, sino que es un quiebre
total, en tanto la adicción es pública y las relaciones se han deteriorado a
tal punto que se produce un alejamiento por parte de las personas que realmente
se preocupan por su bienestar.
CUARTA
ETAPA: DETERIORO COMO LIMITE
El deterioro biopsicosocial es evidente
y profundo al llegar a esta fase. Se manifiestan cambios fisiológicos
importantes, especialmente alteraciones neurológicas. Psicológicamente, la
persona que ha compensado químicamente durante un largo período carencias que
requerían de soluciones humanas, descubre que no tiene ninguna herramienta para
lograr la normalidad que ansía, ha perdido la confianza en sí mismo y ahora
consume para enfrentar la cotidianeidad e intentar trabajar, aunque sea
marginalmente, y sentirse una persona "normal".
Se presentan intentos por dejar la
droga, pero como ésta ha sido una compensación de debilidades personales, no se
han desarrollado los recursos necesarios que le permitan dejarla, sumergiéndose
en una constante e interminable circulo vicioso.
En esta etapa el deterioro cada vez se
hace más severo, el sujeto a perdido todo, su autoestima, amigos, familiares,
sus valores. En este nivel la droga ya ni siquiera cumple su función
compensadora, sino sólo le permite apaciguar los efectos de la drogadicción.
La familia se ve sometida a una
situación límite, los comportamientos del adicto dominan la rutina del hogar,
los familiares cada día se cansan más de seguir protegiendo al adicto ya que
este reacciona siempre con violencia, no le interesa la familia, las personas,
ni mucho menos lo que ellos hagan por él, sólo le interesa la droga.
En esta situación, generalmente un
miembro de la familia se responsabiliza del dependiente y asume el rol de
protegerlo y cuidarlo. Este rol se denomina codependiente y generalmente lo
desempeña la madre. El codependiente se hace cargo por completo del
dependiente, lo absuelve de cualquier responsabilidad, por lo que debe
protegerlo y asumir todas las tareas esenciales y responsabilidades que éste
tenía.
En este momento, la situación es
incontrolable, ni la familia ni el sujeto por sí mismo pueden revertir la
situación. Para salir de la drogadicción se requiere de un contexto adecuado y
de ayuda especializada.
Este deterioro biopsicosocial, sumerge
al individuo en un estilo de vida con las siguientes características: traumas,
dolores, carencias, etc. (en el ámbito psicológico); violencia, delincuencia,
deserción laboral, deterioro familiar, rechazo y estigmatización (en el ámbito
social); inserción en la cultura marginal del consumo y tráfico de drogas (en
el ámbito cultural); accidentes, infecciones, enfermedades de diferentes tipos,
etc. (en el ámbito biológico).
¿Cómo salir de la adicción?
1.
CONVERSACIÓN
El primer paso es el más difícil. No se
puede salir sólo. Quien haya reconocido su adicción y esté decidido a dejarla
necesita hablar con alguien de confianza. Esto no es nada fácil, pues es
sumamente vergonzoso y humillante tener que salir de esa fachada de ilusión y
mentira construida para evadir la realidad. ¿Con quién hablar? Con una persona
en quien se confíe plenamente. Si esta persona no tiene la preparación
necesaria para tratar casos de drogadicción es imprescindible acudir a ayuda
especializada; Sobre todo para las primeras conversaciones es importante que
sea alguien con quien se puede hablar con total franqueza.
Para estas conversaciones hay que
tomarse tiempo. El camino para salir de la adicción es un camino largo y es
bueno saber de antemano que curar las heridas lleva su tiempo. No es fácil,
pero tampoco imposible.
2. EL INVENTARIO
Este paso es fundamental, pues todos los
pasos siguientes se basan en él. Junto con la persona de confianza hay que
ponerle fin a todas las mentiras y enfrentarlas a la verdad, así como también
rever todo lo relacionado a la vida de adicto: las deudas, la rutina diaria,
las relaciones familiares y las amistades, el camino hacia la adicción, etc.
Sólo así es posible ponerle fin a ese pasado de mentira e ilusión, pues
"la verdad los hará libres"
3. PASOS PRÁCTICOS
Si bien la conversación y el diálogo son
muy importantes, no puede quedar sólo en eso. Hacen falta hechos, no sólo
palabras, para salir adelante.
Es bueno acudir a pastores, quienes
pueden brindarte la ayuda que necesites.
Si tu organismo es adicto a la
sustancia, es necesaria la desintoxicación bajo control médico. Inmediatamente
debe seguir un tratamiento especializado. No es bueno que el siga un período de
espera, pues en éste el riesgo de caer de nuevo en el vicio es muy alto.
Depende de cada caso qué tipo de tratamiento se necesita. Es muy común el
rechazo a la ayuda de especialistas y a los tratamientos a largo plazo, pero
éstos son necesarios para superar los problemas que llevaron hacia la adicción.
Lo ideal es que la familia acompañe al adicto en su terapia, pues el problema
de la adicción involucra a todos.
Si tú no eres adicto, debes estar muy
atento: ¡tal vez seas tú la persona de confianza que necesite alguien para
salir adelante!
¿Cómo saber si alguien usa
drogas?
Advertir los síntomas del uso de drogas
y alcohol requiere estar muy alerta. A veces resulta difícil advertir la
diferencia entre el comportamiento normal de los jóvenes y el comportamiento
causado por las drogas.
Considera las siguientes preguntas:
¿Parece retraído, deprimido, cansado y
descuidado en su aspecto personal?
¿Lo nota hostil y falto de cooperación?
¿Se han deteriorado sus relaciones con
los miembros de su familia?
¿Ha dejado a sus antiguos amigos?
¿No le va bien en el colegio, han
empeorado sus notas, su asistencia es irregular?
¿Ha perdido interés por los pasatiempos,
los deportes y otras actividades favoritas?
¿Han cambiado sus hábitos?
¿Tiene los ojos colorados, las pupilas
dilatadas?
¿Tiene conversaciones telefónicas o
encuentros con desconocidos?
¿Tiene dificultad para hablar?
Varias respuestas afirmativas a
cualquiera de estas preguntas pueden señalar el uso de alcohol u otras drogas.
Sin embargo, los mismos síntomas pueden aparecer en los jóvenes que no se
drogan. No por usar un arito o dejarse el cabello largo un joven necesariamente
está utilizando drogas, pero son síntomas a tener en cuenta si se le suman
otros
¿Donde acudir cuando quiero dejar de las adiciones ?
sin duda alguna siempre van a existir centro de ayuda para vencer las adiciones
el lugar mas comun y apropiado es A.A ( alcohólicos anónimos )
¿Qué es alcohólicos anónimos?
Alcohólicos Anónimos es una Comunidad
mundial de hombres y mujeres que se ayudan unos a otros a permanecer sobrios.
Ofrecen la misma ayuda a cualquiera que tenga problemas de bebida y quiera
hacer algo al respecto. Como todos son alcohólicos, tienen una especial
comprensión entre ellos. Saben cómo se siente estar enfermo y han aprendido en
A.A: cómo recuperarse de la enfermedad.
Los miembros de A.A. dicen que ellos SON
alcohólicos hoy, aún cuando no hayan tomado un trago por muchos años.No dicen
"estar sanados". Una vez que la persona ha perdido la habilidad para
controlar la bebida, nunca más podrá volver a beber normalmente o, en otras
palabras, ellos nunca serán ex-alcohólicos. Pero en A.A. se convierten en
alcohólicos sobrios o alcohólicos RECUPERADOS.
Alcohólicos Anónimos es una comunidad
extendida por todo el mundo, cuyos hombres y mujeres se ayudan unos a otros a
mantener su sobriedad y que comparten libremente la experiencia de su
recuperación con otros que puedan tener problemas con la bebida y desean
solucionarlos. El Programa de A.A. se basa en Doce Pasos sugeridos diseñados
para la recuperación personal del alcohólico.
Puesto que todos los miembros de A.A.
son alcohólicos, existe una comprensión especial entre ellos; saben muy bien
cómo se siente un enfermo alcohólico que aun bebe y han aprendido a recuperarse
del alcoholismo en A.A.
Los alcohólicos anónimos continúan identificándose
como alcohólicos aún cuando llevan varios años sin probar el alcohol; no dicen
que están «curados». Saben que cuando una persona pierde la capacidad de
controlar su forma de beber, no podrá volver a hacerlo de forma controlada.
Dicho de otra manera, nunca puede convertirse en un ex-alcohólico. Sin
embargo, en A.A. puede llegar a ser un alcohólico sobrio, un alcohólico en
recuperación.
No es una Organización Religiosa
Tal vez su alcohólico crea que A.A. es
una organización evangelista, que recalca la religión y los sermones. De nuevo,
la verdad es muy diferente. A.A. se ha descrito esencialmente como un programa
espiritual, y es verdad que no ofrece ayuda material, como lo haría una agencia
de asistencia social. Pero no es bajo ningún concepto una organización
religiosa. No pide a sus miembros que mantengan ningún credo formal o que hagan
ningún rito, ni siquiera que crean en Dios.
Sus miembros pertenecen a toda clase de
iglesias. Muchos no tienen ninguna afiliación religiosa. A.A. pide solamente
que sus miembros mantengan una amplitud de ideas y que respeten las creencias
de los demás. A.A. dice que el alcoholismo, además de ser una enfermedad física
y emocional, es también hasta cierto punto un trastorno espiritual. Debido a
que la mayoría de los alcohólicos no han podido manejar las cosas por sí
mismos, parece que encuentran una terapia eficaz al entregar sus destinos a un
poder superior a ellos mismos. Muchos A.A. llaman a este poder
"Dios".
Otros consideran al grupo de A.A. como
el poder en que pueden confiar. La palabra "espiritual" en A.A. puede
interpretarse con la amplitud que el individuo desee. En las reuniones de A.A.,
uno siente, sin duda, un cierto espíritu de unión. Hay que destacar el hecho de
que el único requisito para ser miembro de A.A. es el deseo de dejar la bebida.
Nada más. A.A. no exige juramentos ni compromisos personales de ninguna clase.
Durante sus días de bebedores, muchos A.A. hicieron votos solemnes, juramentos
de abstinencia, y muchos frecuentemente lograban abstenerse ‹ sin resultados
perdurables. El enfoque de A.A. es más práctico. Se basa en la idea de que cada
bebedor problema, en una u otra época, ha pasado, por lo menos, 24 horas sin
beber. Por esto, los miembros no se comprometen a dejar de beber para siempre,
ni por ningún plazo largo de tiempo. Se dan cuenta de que hoy no se puede hacer
nada respecto al trago que deseen mañana.
Los A.A. se concentran en mantenerse
sobrios hoy ‹ durante estas 24 horas. Del mañana se ocuparán cuando llegue.
Debido a que asistir asiduamente a las reuniones de A.A. desempeña una parte
decisiva en el mantenimiento de la sobriedad, los seres queridos de un
alcohólico tal vez se preguntarán dónde encajan ellos dentro del programa de
recuperación. Algunas de estas personas asisten a las reuniones abiertas de
A.A. Les deparan una oportunidad para participar en el viaje del alcohólico
hacia una vida sana. Ofrecen también la oportunidad de ver cómo otra gente está
respondiendo al reto de vivir con un bebedor problema que ya no bebe. Las
reuniones de Al-Anon, anteriormente mencionadas, les ofrecen otras
oportunidades para reunirse y hablar de sus problemas con gente que se
encuentra en circunstancias similares a las suyas. Es probable que la mayoría
de la gente, al asistir a una reunión de A.A., así como en sus contactos con
miembros de la Comunidad, se impresione mucho con la frecuencia con que la
gente ríe y con el ambiente de camaradería calurosa y de buen humor que existe.
Esto es característico de A.A. Por lo general, los miembros toman su
alcoholismo en serio, pero no a sí mismos. Una parte del proceso de
recuperación es reírse de las experiencias que una vez le hicieron llorar.
CARTA
QUE UN JOVEN DROGADICTO
LE
ESCRIBIÓ A SU PADRE
Adiós querido papá
Lo siento mucho, papá, pero creo que
ésta es la última vez que me podré dirigir a vos. En serio lo siento mucho.
Es tiempo que sepas la verdad, voy a ser
breve y claro: la droga me mató, papá. Conocí a mis asesinos a eso de los 15 o
16 años de edad. Es horrible, ¿no es cierto , PAPÁ? ¡Sabés cómo fue!
Un ciudadano elegantemente vestido, muy
elegante realmente y que se expresaba muy bien, nos presentó a nuestro futuro
asesino:
LA DROGA.
Yo intenté rechazarla. De veras yo
intenté, pero este señor se metió en mi dignidad diciéndome que yo no era
hombre. No es necesario que diga más, ¿no es cierto...?
Ingresé al mundo de las drogas. No hacía
nada sin que las drogas estuvieran presentes. Yo sentía más que las demás
personas y la droga, mi amiga, sonreía y sometía... ¿sabés papá? Cuando uno
comienza, encuentra todo ridículo y muy divertido. Incluso a Dios lo encontraba
ridículo. Hoy en este hospital, reconozco que Dios es lo más importante en el
mundo, sé que sin su ayuda no estaría escribiendo lo que escribo.
Papá, no vas a creerlo, la vida de un
drogadicto es terrible. Uno se siente desgarrado por dentro. Es terrible y
todos los jóvenes deben saberlo para no entrar en eso.
Yo no puedo dar tres pasos sin cansarme.
Los médicos dicen que me voy a curar, pero cuando salen de mi habitación mueven
la cabeza.
Papá, solo tengo 19 años y no tengo
chance de vivir. Es muy tarde para mí; pero tengo un último pedido para
hacerte: hablá a todos los jóvenes que conocés para mostrarles esta carta.
Deciles que en cada puerta de los colegios y en cada aula, en cada facultad, en
cualquier lugar hay siempre un hombre elegante que va a mostrarles a su futuro
asesino, el que destruirá sus vidas. Por favor hace eso papá, antes que sea
demasiado tarde para ellos también. Perdóname papá. Perdóname por hacerte
sufrir con mis locuras. Adiós, querido papá.
Conclusión
Mi objetivo al dar a conocer este tema
es que en alguna etapa de mi vida yo viví el
momento tormentoso del alcoholismo en mis padres y hoy en día ver como jóvenes
de mi edad van acabando con sus vida si darse cuenta me da a ponerme en alerta
y saber el futuro que les espera sin embargo la lucha contra esta enfermedad es
muy fuerte pues la mayoría de los jóvenes toman como algo normal el tomar o
drogarse y diciendo
“cuando
yo quiera lo puedo dejar solo”
Y si bien es cierto algunas personas lo
han podido dejar por voluntad propia las mayoría de los jóvenes llegan a la
edad adulta y aun no pueden separarse de estas adiciones y se pierden familia y
amigos
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